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¿Cómo saber que temperamento tiene mi hijo y cómo eso me puede ayudar? | Crianza consciente

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Una crianza consciente.

Una Introducción a los cuatro temperamentos.

El otro dí­a fui a una charla en el colegio de mi hijo Juani. La charla era sobre qué aportaba concretamente la metodologí­a Waldorf a nosotros como padres. Todo lo que decí­an era muy interesante. Sin embargo, algo me cautivo totalmente y fue cuando Ursula, la oradora, explica que los niños tienen cuatro temperamentos y comienza a describir cómo es cada uno de ellos. Me resultaron increí­bles y fascinantes.

En momentos sentí­ que me estaba hablando de mis hijos. La descripción de sus comportamientos, sus actitudes, hasta sus rasgos fí­sicos eran de una gran profundidad. Mentalmente los repasaba a ellos, a nuestros diálogos, a nuestros momentos vividos y, aunque la información solamente era una pincelada, me sentí­ muy identificada.

Enseguida me dieron ganas de saber más y de compartir toda esa información con otras mamas. Conocimientos que como padres siento debemos tener a mano. Herramientas que nos motivan a entenderlos y crear empatí­a con ellos desde nuestro rol de padres.

Sólo a partir de comprender al otro es que lo podemos acompañar en sus necesidades.

¿¿Qué temperamento base tiene mi hijo?

Les dejo una breve descripción de los cuatro temperamentos.¿ ¿ A veces la identificación es muy obvia, otras, nos puede llevar un tiempo.

Tipos de temperamentos

  • Colérico,
  • Sanguí­neo,
  • Melancólico,
  • Flemático,

Hay que tener en cuenta que, según lo que nos explica Ursula, lo más sano es tener un equilibrio de los cuatro temperamentos. Es en pos de lo que tenemos que trabajar, una armoní­a de los cuatro.

Sin embargo, en la mayorí­a de los casos existen desequilibrios en mayor o menor medida. Notamos claramente que temperamento tiene de base o que mezcla de dos lo pueden identificar.

¿Qué¿ son los temperamentos?

Son rasgos de comportamiento, una forma de vincularse con el mundo, de vivenciar experiencias, entre muchas otras cualidades. Cada temperamento tiene sus virtudes y sus debilidades. Los temperamentos surgen principalmente en el segundo ciclo de vida. Alrededor de los 6 años el niño comienza a perder sus dientes de leche: esto nos indica el comienzo de cambio de septenio.¿ Alrededor de los 8 años el temperamento se hace más fuerte.

Es importante el concepto de los septenios, que son¿ ciclos de siete años en la vida de todos. Ciclos que van marcados por cambios fí­sicos, además de mentales y espirituales. Ciclos¿ de los niños y también de nosotros los adultos. En cada ciclo de nuestras vidas hay expectativas, inquietudes, miedos y necesidades muy distintas.

El niño de temperamento colérico

Es un niño que toma la iniciativa. Lidera. Esta dispuesto hacer y luchar con gran fuerza llevándose por delante lo que sea necesario. Concreta la acción. Sin embargo, ante la dificultad se enoja, se frustra y en ocasiones este enojo e ira lo paraliza.

Tienen un gran compromiso y claridad en las actividades que asume. Son niños que se sienten responsables de lo que emprenden.

Fí­sicamente

Generalmente son niños bajos, con poco cuello, de cabeza grande. Macizos con extremidades cortas. Pisan fuerte con el talón. Se lo descubre muchas veces por la mirada, es una mirada fogosa, apasionada.

¿Cómo acompañar como padres a estos niños?

El cólera, es una de las grandes debilidades de estos niños. Nos recomiendan que en el momento del enojo no intervengamos o lo hagamos muy poco hasta que se le disminuya la ira. En esos momentos está fuera de sí­. Cuando esté tranquilo, debemos reflexionar junto a él y tomar una acción reparadora. Necesita que le hablemos claro, explicando el limite un Basta con voz grave, por ejemplo. Hay que tener en cuenta que la orden tiene que venir de un adulto con el cual tenga un ví­nculo de respeto.

El adulto no debe perder su eje ante las situaciones de ira, ya que eso solo acrecienta la ira y el enojo de este niño.

Como padres, es muy bueno ayudarlos a canalizar su gran fuerza. Poseen una gran nobleza interna y espí­ritu de sacrificio que sí­ es encauzado correctamente mueve montañas. Contarles cuentos con buenos referentes de lí­deres y héroes es una muy buena práctica. Tenemos que tener en cuenta también, que es un niño que necesita y busca el reconocimiento de los demás.

Son imprescindibles para estos niños las actividades donde pueda desplegar su gran energí­a sin limitaciones, como correr, trepar y todo lo que tiene que ver con desafí­os.

Color: Rojo. Elemento: Fuego.

El niño de temperamento Sanguí­neo

Sentimental. Sale, toma la iniciativa, y toma decisiones, pero en el medio se distrae. Le gusta hacer tantas cosas que siempre tiene ganas de hacer algo más. Muchas veces se pierde en sus pensamientos. Pierde el objetivo, se pierde en los detalles.

Gran capacidad social, tiene muy en cuenta a los demás. Son muy amables. Es el niño que saluda, abraza, da cariño, dice palabras de amor. Se hace querer. Son colaborativos, están presentes. Es muy alegre.

Son niños muy volcados al mundo exterior. Constantemente están hablando, no lo pueden controlar. Son pura energí­a, movimiento y cambio. Te hacen muchí­simas preguntas de temas variados en tiempos cortos.

Fí­sicamente

Por lo general es delgado, liviano, tiende a una tupida cabellera enrulada, gestos vivaces. Su caminar es más bien a los saltos.

¿Cómo acompañar como padres a estos niños?

Poca capacidad de concentración en algo concreto. Niños que se distraen muy fácilmente con todo lo que pasa en el exterior. Es el niño que, como padre le estás hablando, ya le explicaste que es importante, e igualmente se le hace imposible no distraerse. Cualquier cambio exterior y ya lo perdiste. El intenta prestar atención, hace un esfuerzo enorme, pero es en vano, no lo puede controlar.

Hay que ayudar a estos niños a conectarse con su mundo interior. Para hablarles, ayuda pararse firme, mirarlos a los ojos y decirle cosas precisas.¿ Raramente el sanguí­neo es rencoroso, no se ofende demasiado al ser retado o cuando le llaman la atención.

Hay que darle objetivos claros, no mucha planificación ni el cómo hacerlo especí­ficamente, ya que se pierden o se aburren.

Color: Amarillo. Elemento: Aire.

El niño de temperamento Melancólico

Es el niño que tiene empatí­a con el dolor del otro. Se hace preguntas profundas, que van un poquito más allá.

Tiene una imagen de que todo le sucede a él. Es el niño que se queja o llora con los padres o la maestra porque alguien le pega, generalmente un colérico, y se queda llorando.

Los cambios son un desafí­o para él y le cuestan mucho. Son situaciones de dolor, que lo movilizan y que le provocan angustia.

Pensador. Metódico. Organizativo. Es detallista hasta terminar el trabajo. Es el que te ancla a tierra, en estos niños predomina el mundo fí­sico, lo real. Hace muchas preguntas, muchas veces te sorprende con ellas. En sus cuestionamientos va por temas y profundiza, lo que puede resultar agotador como padre.

Es un niño que acompaña, que entiende, debido a su gran capacidad de empatizar con el otro.

Fí­sicamente

Generalmente altos, delgados con una postura un poco encorvada. El caminar es firme y algo pesado. Muchas veces pálido y ojeroso.

¿Cómo acompañar como padres a estos niños?

No tratar de cambiar al melancólico. No hacer esfuerzos por animarlo o sacarlo de su estado de tristeza. Por el contrario, ponernos en su lugar, tratar de comprenderlo: «Yo te entiendo», «yo te acompaño» «¿qué podemos hacer?» Como padre debemos aceptar su estado melancólico. No tratar de que esté alegre todo el tiempo, aceptar que tiene sus momentos de introspección y que no le pasa nada malo.

Es un niño que necesita que no se olviden de él, necesita que lo vean, necesita no ser dejado de lado ni abandonado. Debemos tenerlo siempre en mente, siempre presente porque él no nos va a llamar la atención como el niño colérico o el sanguí­neo.

Color: Azul. Elemento: Tierra.

El niño de temperamento Flemático

Se pierde en los placeres de los sentidos. Su lentitud y parsimonia logra en muchos casos que los demás hagan las cosas por él. No me vengan a empujar. No me vengan a correr. Realmente los angustia que lo apuren.

Es el niño que te quiere contar cosas, sin urgencia. Es uno de los temperamentos más agradables, el que no quiere problemas, está siempre dispuesto, de buen humor. No busca destacarse, ni llamar la atención. No avasallan.

En el juego va a ser un niño que prefiera los juegos tranquilos y lentos sobre juegos de velocidad, de correr o trepar. Es el niño que pasea.

Fí­sicamente

De proporciones armónicas, aunque su amor por la comida lo pueden hacer regordete. Su andar es pausado.

¿Cómo nos vinculamos con estos niños?

A veces esperamos que estos niños trabajen, sean activos y nos impacientamos. No hay que forzarlo a la acción. Hay que esperar que él solo tome la iniciativa. Es importante rodearlo de buenos referentes, con buenos ejemplos. Mirando a sus pares en actividad se logra muchas veces que se le despierte el interés y que tomen acción, aunque siempre a su ritmo.

Hay que entender que estos niños viven dentro suyo, cómodos contemplando la vida, en su zona de confort. No sienten ninguna necesidad de abandonar ese confort. Tiene que sentir que algo verdaderamente los beneficia para involucrarse en alguna actividad y dejar esa comodidad interior.

Cuando logran estar involucrados en una actividad que realmente los motivas se dejan ir. Se comprometen profundamente en el proceso y lo puede hacer por horas. Es el que pinta y sigue pintando cuando los demás ya terminaron hace horas. No lo hace por terminar el trabajo o por que le quede perfecto sino sólo por disfrutar del proceso.

Color: Verde

¿Por qué es importante saber qué temperamento o temperamentos tiene mi hijo?

Siento lo más importante es la excusa para tomarnos un tiempo para mirar a nuestros hijos. Empezar a notar sus particularidades. Detenernos y profundizar en ellos. También enterarnos de que existen estas herramientas, estas miradas que nos ayudan a vincularnos con ellos desde su manera única de ser.

Aunque el tema es muy extenso y lo relatado aquí­ sólo es una rápida mirada espero sirva para despertar la curiosidad y saber que estos temperamentos influyen no sólo en el carácter sino en su alimentación, en los ritmos diarios, en el sueño, en la manera de jugar y vincularse. Un marco que nos ayuda a no preocuparnos tanto como padres y atender un poco más…

Sentite libre de dejar tus comentarios. ¡Gracias!

Conceptos basados en las palabras de Ursula Vallendor brindada en la charla: ¿Qué aporta la pedagogí­a Waldorf a los padres y qué necesita de ellos?  y en los audios detallados a continuación.

Más sobre el tema:

Palabras: Mariana. Fotografí­as: Meri Slinger.

 

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